Verano 15 - 7!


  Noelia, de aperitivo, nos ha preparado una cita:


  Anhele el amor, Marcus. Haga de él su más hermosa conquista, su única ambición. Después de los hombres, habrá otros hombres. Después de los libros, hay otros libros. Después de la gloria, hay otras glorias. Después del dinero, hay más dinero. Pero después del amor, Marcus, después del amor, no queda más que la sal de las lágrimas.

  Corresponde a La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker, y es su primera recomendación veraniega, ¡un gran acierto!

  Menos conocido es su plato principal, Mi tío Napoleón, del escritor iraní Iraj Pezeshkzad. Este es el prometedor inicio:

   Un caluroso día de verano, para ser exacto, un viernes 13 de agosto, a las tres menos cuarto de la tarde, me enamoré.

  Por si no fuera suficientemente apetitoso, Noelia nos ofrece algunas razones para sumergirnos en estas páginas:

  El gran clan familiar vive dentro de la finca y bajo el dominio del
protagonista principal al que con gran ironía llaman "querido tío", -un tirano obsesionado con su ídolo Napoleón Bonaparte y convencido de ser objetivo del espionaje británico. 
   El narrador, un muchacho que se enamora de una sobrina del
"querido tío", va narrando con ternura e inocencia los acontecimientos más incoherentes y absurdos que se dan a raíz de un fortuito "incidente". 
   Es una obra maestra, fresca e intensa, con personajes entrañables e inolvidables, plagada de trifulcas narradas con elevadas dosis de humor y sarcasmo. Una historia magnifica que no dejará indiferente al lector más exigente.
 
¿Y de música? Una pieza dulce y enigmática... ¡que tiene cuerda para rato!


  ¡Buena lectura! 

5 comentarios:

  1. ¡Muy prometedor! ¡Gracias, Noelia por tan interesante propuesta. ;)

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  2. Y tras la sal de las lágrimas la tranquilidad del espíritu, Marcus :D

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    1. Ya, pero sin pasarse, que bien se sabe que el exceso de sal produce hipertensión; y las lágrimas deshidratan una barbaridad. Es más recomendable reírse, ¿no?

      Además, siempre es bueno romper el Marcus conceptual. :p

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    2. Qué va! Qué no se trata de reciclar las lágrimas bebiéndonoslas! El peligro, pues, es justamente el contrario: que la tensión se hunda en terreno abisal. O sea, nada que no pueda solucionar una bebida isotómica... O alcohol de ese que ahoga las penas.

      Rompe el Marcus, sí; pero con "coidadiñó de non quebrar o espello". Que a perro flaco todo son pulgas.

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    3. No, si llorar es buenísimo y desahoga un montón; pero lo que de verdad desahoga es un buen flotador. Aunque, claro, el mejor consejo es saber nadar... siempre puede salvarnos si nos encontramos un día en un lago de lágrimas como nuestra vieja amiga Alicia.

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