Como todo el mundo sabe, las casas encantadas son un invento del cine de Hollywood de los años 30...
¡Pues no! la primera referencia que tenemos se remonta a Plinio el Joven, allá por el siglo I.
Plinio. - Evidentemente, el Joven. |
En una carta cuenta las peripecias de un terso filósofo de Tarso, Atenodoro, quien, al poco de mudarse, descubrió el motivo por el que la casa tenía una renta tan baja: ¡contenía un espectro!
En la noche, mientras Atenodoro escribía sus ideas, se le apareció el fantasma.
Traje de gala |
El tarsiense se resigna, cambia estilo por candil, sigue a la sombra. Atraviesan corredores, llegan al patio y allí, ¡magia!, el guía se desvanece. El pensador piensa y marca una marca.
Con la luz del día, cavan y encuentran un cadáver. Encadenado. Aquellos huesos desgastados son enterrados adecuadamente. Que la tierra les sea leve.
El fantasma no vuelve más... ¡y el malvado Plinio nos oculta si subió el precio del alquiler!
Pues bastante bien mandadiños fantasma y filósofo. Así da gusto.
ResponderEliminarEstán conformes en hacer lo adecuado en un duelo: perseverar la memoria y honrar a los ancestros. No ha cambiado tanto la vida. ;)
EliminarGran elección la de las imàgenes que ilustran la historia, eh. Dan el toque turbador que la cosa requiere :p
ResponderEliminarEs una cuestión de audiencias: si subimos fotografías más osadas, este dejará de ser un blog para todos los públicos, y eso significan varios millones de visitas menos al mes. Además, es esqueleto final da bastante yuyu.
Eliminar