La cocina del club - I


  Hay un viejo chiste de Marx, don Groucho, en que aseguraba que la justicia militar es la justicia como la música a la música militar. Nos vale para la comida; ¡no es precisamente la más suculenta de las posibilidades!

  Solo encontramos un menú:

  Para los oficiales se pusieron unos platos de latón sobre las cocinas y se les sirvió pollo estofado. Además había vino de Hungría en las cantimploras.

  Al que las traductoras, ¡qué severas!, le han quitado a los pobres chicos el postre, que debía ser una especie de bizcochillo (Süßspeise aus Biskuit).

  El pollo es "eingemachte Hühner" esto es, enlatado, y se puede
preparar cocido en vino, pimienta y cebolla. Luego se le añade una salsita de mantequilla y harina y terminamos sazonando con una puntita de nuez moscada. Otra alternativa interesante es prepararlo a la cerveza. Rico estará, seguro, pero la verdad es que en el bote muy apetecible no parece, no.

  


Respecto al vino de Hungría, suele ser blanco y los más afamados son
los de la región  de Tokaji. ¡Es tan notable este caldo que hasta se cita en su himno nacional! Como todos sabemos, cantemos juntos:

        Tokaj szolovesszein / Nektárt csepegtettél.

  Esto es, en los campos de uvas de Tokaji, dispusiste el néctar.

  Ahora, una semi-referencia culinaria; nuestro amigo del mes habla de viajeros en el tren "apretados como sardinas en lata", y es una buena

imagen, que además era conocida por los soldados de la época, al ser ese un alimento barato, resistente y fácil de transportar. De hecho, la guerra popularizó este tipo de conserva, especialmente entre las tropas norteamericanas.

  Nota dedicada a las mamás, no hagáis como esa madre del tren, que
daba café a su retoño de año y medio. ¡Muy mal!, podría quemarse la lengua o algo... Mucho mejor un copazo de aguardiente. Si estamos en Austria, el Stroh es una buena opción (ochenta graditos de nada).

  Por último, para nuestros lectores viajeros: si visitáis Hungría, ¡nada de brindar con cerveza! Está muy mal considerado desde que los austriacos celebraron así una victoria allá por el 1848. La tradición, ahora  muy relajada, llegó a ser considerada delito hasta el 1998. Es un truco astuto: gracias al tiempo que se ahorran brindando nos sacan tres litros por persona y año de ventaja. Compatriotas, ¡a las jarras!

  Egészségedre! (¡salud!)


 
 
http://chocosylectores.blogspot.com.es/2014/10/el-estandarte.html
 

7 comentarios:

  1. Puagggg. Pensemos que es paté: eso es lo que nos queda. Eso... o saltarnos hoy la cena.

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  2. ¡Cuanta información! En cuanto al pollo: seguro que está buenísimo, pero con esa pinta yo paso de probarlo. Sobre eliminar el bizcocho del menú: pobres chicos, seguro que era lo único que valía la pena.Respecto al licor: me encantaría probarlo, los 80 grados esos no me dan miedo, y seguro que contribuye a animar nuestra reunión de diciembre (es solo una idea!) Y en cuanto a lo último, que exagerados, delito brindar con cerveza! Anonadada me hallo....

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    1. Si es señor Pomares os lleva el Stroh me acoplo (una vez más) ;)

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    2. Ya puestos, podemos llevar alcohol de 96 y cambiar las aceitunas por algodoncitos... Lo mismo inventamos un cóctel o algo.

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  3. Por cierto, ¿os gusta especialmente algún combinado?

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  4. siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Me encantan los daikiris de mora, saben como las frigolosinas de mora de cuando eramos pequeñajos, igual por eso me gustan tanto!

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    1. y hay que decir que seguro que saben mejor que el alcohol de 96 grados mezclado con algodón......

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