La cocina del club VII




 ¡No se pasa mucha hambre en el libro, no! 

Suculentos las comidas, pero, el alimento estrella no está en el plato sino en el vaso. El güisqui es la reina en las fiestas del señor Gatsby. 





No parece que la Ley seca tuviera mucho éxito en su mansión: ¡bebían todos como esponjas y patricios! Talmente como en la fiesta de Blas, ¿verdad?



  Leemos que:

Una frutería de Nueva York mandaba todos los viernes cinco cajas de limones y naranjas.

  Pero, ¿habrá algún cóctel que mezcle whisky, naranjas y limones
frescos? Pues sí, hay una variante del Whisky sour que juega con esa idea, aunque la receta oficial lleva tres partes del licor, dos de zumo de limón y una de sirope. Por cierto, el propio Fitzgerald gustaba especialmente de este combinado.






 Y, claro, no podía faltar en champán y los vinos franceses. Se cita el sauternes, que es un blanco de Burdeos y que, tradicionalmente, aunque no en este libro, se disfruta en compañía de foie gras. Otra curiosidad: su presentación más habitual es en botellas de 375 ml, esto es, la mitad del tamaño estándar para vino.


  Ahora, tomamos el tenedor:

  En las mesas del buffet, adornadas con entremeses deslumbrantes, jamones cocidos con especias se apretaban contra ensaladas arlequinadas, pastelillos de carne de cerdo y pavos color de oro viejo, como encantados. 

   Nótese que una cosa son los pastelillos de carne y otra los pavos, ¡no van en la misma receta!

  Además, tenemos pasteles de limón -humm- y, por último pollo frío. El traductor, que pillo, se queda para si la receta y conviertea plate of cold fried chicken en un plato de pollo frío, hurtándonos que era frito. Aquí os traemos la receta:


1) Freír el pollo
2) Dejar enfriar
3) Emplatar y no comer



 ¡Al menos, es lo que hacen nuestros amigos! 

  Ah, sipi, el pollo frito en Estados Unidos lo preparan como en la foto: rebozado y con piel. ¿Os gusta?

Extra:  La artista Dinah Fried ha recreado algunos platos de la cocina literaria. Así ve el banquete de Gatbsy: 




  Mucho lujo tampoco es que se le vea... - a menos que, como Cleopatra, nos comamos las perlas en vinagre.


5 comentarios:

  1. En vista del resto del menú las "ensaladas arlequinadas" y los "entremeses deslumbrantes", tan tentadores a priori, pierden buena parte de su encanto, o casi todo.

    Claro que, después del qüisqui y compañía, una podría darle, confundiéndolo con un copo de maíz gigante, un mordisco del pollo. Eso sí, llegado el caso de que lograra tragarlo, el segundo no se lo daba, eh.

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    1. Pues sí, dicen que la salsa más sabrosa es el hambre, pero la más agradecida es el alcohol, capaz de crear las combinaciones más asombrosas en la cocina. O donde sea. Hip.

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  2. Leyendo todo esto sólo me dan ganas de comenzar a beber, abrir mi botella de güisqui de 15 años reserva y buscar por el pueblo algún voluntario para terminarla..jjj por que lo que describe en el menú... en esa casa se tenían que escuchar y vivir cosas bien interesantes... ¡estos ricachos¡¡ pero si decía Chandler en "El largo adiós que eran tristes y aburridos..."

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    1. Si tal, invita, ¿eh? :p

      En fin, ¿qué sería de una fiesta sin comida? Y no digamos nada de la bebida. Hip.

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  3. Arlequinada es, la ensalada; pero mucho no invita a comerla, no.

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