Foro de Chapela

Hala, a darle a la lengua.

9 comentarios:

  1. Para los que no habiáis terminado el libro pero pensabáis hacerlo: os ha hecho cambiar de opinión sobre Olive el último capítulo??

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    1. No es tan fría y hermética como parecía, es humana. Noelia

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  2. Muy interesante el comentario, sin duda. No quise insistir mucho sobre ese tema para no estropear la sorpresita final, pero la últma historia parece aportar una visión distinta, más matizada, y tal vez más amable, sobre Olive. ¿Cómo lo veis?

    En cualquier caso, ¡gracias por unirte a los comentarios, Loliña!

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  3. yo no terminé el libro, pero con tanto comentario sobre el final me lo anoto y voy a acabar el libro!

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  4. ¡Esperemos que te resulte enriquecedora la experiencia! – Es que, todo hay que decirlo, hemos guardado varios sobres repletos de euros en las últimas páginas de algunos libros… ¡suerte en la búsqueda!

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  5. ¿Cómo se llamaba aquel cine, María? Aquel en el que nos moríamos de frío a pesar de conservar puestos bufanda, guantes, gorro y chaquetón; aquel al que juraste no volver el día en que una rata, moradora presentida de aquella cueva , atravesó velozmente la pantalla mientras Gérard Depardieu, Cyrano herido de muerte, recitaba*: “No, amor mío, jamás os he amado”. Volvimos, María, volvimos decenas de veces; miércoles tras miércoles; día del espectador. Y yo, protegido por la oscura complicidad de aquella húmeda y polvorienta sala compostelana, espiaba a Laura; a la dulce Laura; a la dulce Laura de Alejandro, mi amigo. Recuerdo su rostro, su rostro emocionado tenuemente iluminado por la luz de la pantalla. Y recuerdo a Jeremy Irons, dibujando sombras rojas alrededor de sus ojos; y sus cuidadas uñas escarlata; y el pequeño y mortal espejo entre sus manos. Fue entonces cuando supe que la amaba; y que la amaría eternamente; y que el capullo de Alejandro le haría daño; y que se separarían, alejándome de ella para siempre. Y fue entonces cuando no le susurre: te quiero; cuando no seque sus lágrimas con mis torpes dedos; cuando le ofrecí aquel “chupe Kojak” de cola que la hizo sonreír.

    El nombre de aquel cine, María, es lo único que no recuerdo.

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  6. ¡Fantástica historia, amigo (o amiga) Anónimo!

    Melancolía en estado puro, persistencia de la memoria, en el camino inevitable al abismo.

    ¡Muchas gracias por ofrecernos ese regalo!

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