Con la señora Dudley pululando por el libro, ¡las delicias gastronómicas están garantizadas! Un repasito rápido y en absoluto exhaustivo.
En un desayuno, además de huevos y bollos, ¿qué tal unos arenques? Curiosamente, no es un plato muy común en la cocina norteamericana, sino británica, donde era muy típico de las mesas victorianas. Los más afamados venían de la isla de Man. Según una broma popular, ¡son difíciles de comer pero fáciles de oler! En cualquier caso, en los últimos años se están reincorporando después de rozar el olvido. A esas horas mañaneras se suelen comer calentitos, generalmente acompañados de huevos, escalfados o revueltos.
Tiempo de dulzuras. ¿Qué tal una tarta de manzana con crema
agria? Nótese que los trozos de fruta del interior deben tener un grosor apreciable. Ah, ¡y la crema es parte de la masa, no acompañamiento! La costra superior, con su canelita es irresistible para los dulceros... -¡Para que luego digan que es fácil escribir un blog!
Y por si era poco, ¡también tenemos una tarta de albaricoque! Aunque, en realidad, los shortcakes de los que habla el original no son exactamente una tarta al uso. El de nuestro libro se elabora con fruta fresca y
¡Que aproveche!
Contrasta sí, la sobriedad "cibor(g)órfica" de la señora con la opulencia de sus menús.
ResponderEliminarTerá que matalos o medo, porque de fame non morren, non.
Inquietante cocina, por cierto.
Un delicioso rasgo de humor que habla muy bien de la profesionalidad de la señora. En el fondo, es una blanda que piensa que sustos con arenques, son menos. Aunque, ¡qué caramba!, acaso entre esas exquisitas salsas se escondan potentes alucinógenos que expliquen la historia...
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