Si Felipe II no
mandó a sus barcos a luchar contra los elementos, Rafael Leónidas Trujillo sí mandó su
ejército a controlar sus efectos... y le salió bastante bien.


En cualquier caso,
es un hecho probado que su buena gestión de la crisis, tanto en tareas de
reparación como evitando el pillaje,
logró minimizar la tragedia en los días
siguientes devolviendo la normalidad a la zona. Sin embargo, la leyenda negra
dice que la confusión también fue aprovechada por sus partidarios para eliminar
a rivales potencialmente peligrosos.

La ayuda
internacional, especialmente notable la colaboración
de la Cruz Roja
norteamericana, llegó rápidamente, y esas divisas fueron aprovechadas por el presidente
Trujillo para reconstruir la ciudad que, curiosamente, cambió de
nombre, pasándose a llamar... Trujillo -no como homenaje al bello pueblo
cacereño, precisamente.

La nueva ciudad dio
un impulso definitivo para consolidar la presencia del Jefe en el poder, que ya
no abandonaría hasta que fue asesinado 31 años después.
El trío Matamoros,
músicos cubanos que en el momento del huracán estaban en la ciudad de gira,
compusieron una canción recordando el nefasto evento. El estribillo, no podía
ser otro, es: "Cada vez que me acuerdo del ciclón / se me enferma el
corazón."
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