En esta ocasión, descubriremos que el origen de todos los problemas entre gatos y ratas reside, ay, en el amor.
El rey Ansa, que llevaba cincuenta años en el trono, tenía en su corte como mayordomo a un gato y como sirviente a una rata. El

Por su parte, la rata, que era pobre como una ídem, se enamoró de una bella criada del rey, pero, ¡ay!, no

Llegó el final del mes, y el gato preparaba el inventario. Ñame, bien, nuez de cola, bien... pero, ¡un momento!, ¡falta maíz! El rey

El gato, entonces, investigó como un moderno Sherlock hasta que, ¡ajá!, finalmente descubrió al culpable, ¡su supuesta amiga! Enojadísimo por su pérdida de estabilidad laboral, tomó venganza zampándose a la rata.
Y así seguimos.

(Hum, en realidad, ¿no es un poco raro que esta sea la entrada de Prohibido a los gatos?)
No me imagino yo a un gato de mayordomo de nadie...
ResponderEliminar¿Y qué hay del Gato con Botas, eh? ¡Pero gracias por participar! ;)
EliminarUno de huesitos, carne y pelo, digo.
EliminarQuedaría un tanto raro un gato real de librea sirviendo un té con pastitas, supongo.
ResponderEliminarPero tampoco hay que ser duros con estos simpáticos felinos, tienes otras habilidades que no son nada despreciables. Por ejemplo, componen un excelente pollo con almendras en algunos restaurantes chinos. ¡Riquísimo! :p