Se lee en nuestro
libro:
Igualmente,
desarrolla sus avanzadas teorías en matemáticas; habrá que esperar al siglo XIX
para que los investigadores europeos reconozcan en él a un genial precursor de
la geometría no euclidiana.
Geometría no euclidiana... ¿Y qué es eso?
Para saberlo, primero vamos a ver que sí es la geometría euclidiana.
Este cuentecillo
empieza hace 2300 años, cuando en Alejandría un tal Euclides -¡ah, por eso ese nombre tan raro!- del que se sabe
más bien poco, escribió una guía para los estudiantes de la época. Partiendo de
algunos acuerdos elementales logra construir un entramado de rica complejidad: la geometría.
Euclides incluyo
cinco postulados, esto es, cinco principios muy básicos, que se consideran ciertos por sí mismos. Son, por decirlo así, las reglas del
juego: en la brisca, todos aceptan que el palo de muestra gana a los otros
tres, ¿no? Pues eso, pero con mates. Las cuatro primeras reglas de la geometría son:
1) Si tenemos dos
puntos cualquiera, podemos trazar una recta.
3) Podemos hacer los
círculos que se nos antoje.
4) Todos los ángulos
rectos son igualicos unos de otros.
Y todos tan
contentos. Pero, ay, entonces viene el quinto postulado, que viene a decir que
dos rectas no paralelas son como las llaves extraviadas: en algún momento
terminarán encontrándose. Y se arma el escándalo: ¡no queremos aprender más
reglas!, ¿no sería más fácil deducir esta quinta propuesta de las otras cuatro y nos ahorramos estudiarla? Eso es lo que se propuso hacer nuestro amigo Jayyam. Sin éxito.
No sería en
el siglo XIX cuando surgiera una respuesta inesperada al enigma. Este quinto
postulado se puede formular, alternativamente, como que si tenemos una recta y
un punto, solo podemos trazar una paralela -el resto de las líneas, se
cortarían, ¿no?- Pero algunos matemáticos se dijeron, ¿y si jugamos un poco y
vemos qué pasa si eso no es así?
Sorpresa, ¡descubrieron que lo que ocurría tenía sentido! Son las matemáticas no euclídeas, donde suceden cosas la mar de raras, como que en nuestro punto no pase ninguna paralela... o pasen infinitas.
Sorpresa, ¡descubrieron que lo que ocurría tenía sentido! Son las matemáticas no euclídeas, donde suceden cosas la mar de raras, como que en nuestro punto no pase ninguna paralela... o pasen infinitas.
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