Un psicólogo, Richard Wiseman, experimentó con el humor, intentando dilucidar si había diferencias significativas entre distintos países. El resultado de sus experimentos en internet le llevó a considerar a los alemanes como los más graciosos y a los canadienses como los menos - la lista de países, en todo caso, es parcial, ¡no hay ninguna nación del Mediterráneo!
Los británicos y sus primos -irlandeses, australianos, neozelandeses, prefieren chistes que contengan juegos de palabras o equívocos; los americanos ríen más con aquellos en que se muestre cierta superioridad -esto es, ¡que alguien quede de todo!- y los franceses se pirran por el humor surrealista.
Y, sí, el señor Wiseman encontró el mejor chiste del mundo... O eso dice él:
Dos cazadores se encuentran en el bosque cuando uno de ellos cae. Aparentemente no respira

¿Gracioso?
A mí no me hace gracia. Será que soy de latitud inadecuada.
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