Prohibido a los gatos - IX







  En este rinconcillo del mundo estamos siempre al cabo de la oscuridad. Ahora que respiramos mucho más tranquilos sabiendo dónde se encuentra enterrado Cervantes, en las Trinitarias, y dónde sus libros, en la biblioteca, de donde nunca deben salir ni abrirse, nos surge la duda, ¿dónde reposa Arturo?

  La leyenda sitúa los restos del monarca británico en la abadía de Glastonbury, en el apacible Somerset, Inglaterra. Los arqueólogos

datan la fundación de la iglesia en el siglo VII, pero la leyenda retrocede aún más en el tiempo, y sitúa su fundación mítica en el año 63, cuando José de Arimatea llegó a las islas con la copa de la última cena, el santo Grial.

  En 1184, un incendio destruyó el monasterio, pero, ¡qué suerte!, siete años después se descubrió la supuesta tumba del gigantón

Arturo y la rubia lady Ginebra, lo que, lógicamente, atrajo a un importante número de peregrinos, deseosos de poder sentir cerquita el poder de Avalon.

  La cosa duró hasta, que, ay, el rey de los divorcios, Enrique VIII, disolvió los monasterios y, con ello, el enclave quedó abandonado.

  A día de hoy, solo quedan ruinas, lo que quizá haga aún más intrigante el paisaje: la naturaleza recupera su trono.
  ¿Convencidos?, ¿no? Pues entonces se puede apostar por Caerleon, en Gales. Ciudad histórica, donde Arturo fue coronado.

 



  ¿Y si le preguntamos a nuestra Morgana?


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